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Los riesgos de la peatonalización encubierta y de las hipocresías


Un nene de algo menos de tres años se le escapa de las manos a su madre en la esquina del bar El Clásico, en Báez y Arguibel, pasa como si nada la línea de bolardos y se mete atolondradamente en la calzada. No pasaba ningún auto en ese momento; su mamá lo pudo “atrapar” a tiempo en medio de la calle. Dos días después, a la altura del bar Van Koning, en Báez al 300, una pareja joven cruza la calle en la misma dirección del tránsito sin mirar hacia atrás. Un taxi frena repentinamente; fue sólo un susto.

La nivelación de calzada con las veredas en la calle Báez, en el barrio Las Cañitas, lleva unas pocas semanas y, buena suerte mediante, ninguna víctima del tránsito. En el inconsciente peatonal, la inexistencia de un cordón a desnivel es equivalente a una vereda ilimitada. En el subconsciente del gobierno porteño es una peatonalización. Y en el consciente vecinal, una peatonalización encubierta, que espera la ocasión para una habilitación vergonzante.

La semana pasada fui protagonista de las dos situaciones citadas al comienzo. ¿Cuál es el sentido de nivelar la calzada con las veredas si la supuesta intención no es peatonalizar la calle, como dicen las autoridades porteñas? Es, en definitiva, una hipocresía más de la sociedad argentina. Suena a parquizar sin crear áreas verdes, a instalar farolas sin iluminar y dar seguridad, a construir escuelas y no educar. Algo similar se representa cuando el gobierno de Mauricio Macri dice: “No estamos aumentando el ABL, estamos actualizando los valores”. ¡Tanta sutileza!

Al margen de los perjuicios que ocasionan a los vecinos residenciales las obras recientemente realizadas sobre la calle Báez, la nivelación de calzadas, asociada a la ampliación de esquinas y a la colocación de bolardos (postes cortos) en reemplazo de cordones, representa un peligro más que potencial para los peatones. El peatón no tiene incorporado el concepto “no cordón desnivelado” para una calle por la que circulan autos y otros vehículos.

Pero la administración de Macri, que hasta ahora ha demostrado que gobierna sin planificación, a prueba y error, no evaluó eso, como no lo hizo con el impacto ambiental de la obra en sí.

Una parte de los argentinos ha cuestionado la destitución de Aníbal Ibarra por la tragedia de Cromagnon, por no considerarlo responsable directo de la ineficiencia o la corrupción de funcionarios de segunda o tercera líneas. Al margen de los intereses políticos que pudieron haber mediado entonces en la Legislatura porteña cuando se decidió destituirlo, me pareció bien, como ejemplificador, que alguna vez un líder político pagase por la inoperancia “cultural” de nuestros gobiernos. Después de todo, por su propia inoperancia. ¡Lástima que haya terminado sirviendo de nada!

Según un estudio de la Defensoría del Pueblo porteña que acaba de hacerse público, durante 2008 el 44,8% de los muertos en accidentes de tránsito en la Capital fueron peatones.

1 comentario:

  1. los que vivimos en este barrio y sabemos de su historia, tenemos en claro para que se hizo esta obra.mas alla que la parte hodraulica era necesaria para evitar las continuas inundaciones (todavia hay que ver los resultados de esta partedela obra),la realidad es que la "supuesta peatonalizacion" fue hecha para favorecer a lo comerciantes ,de bares y restaurantes que con la anuencia del gobierno de turno han DESTROZADO nuestra tranquilidad y al barrio, y lo siguen haciendo, por la falta de control, sanciones leves ,a los que no cumplen con las leyes vigentes y a los que se rien de los que vivimos en el barrio, desde hace casi 3 decadas.la poatonalizacion de la calle BAEZ esotra cachetada al genuino vecino de "LAS CAÑITAS"

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