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Estacionar con "dueños de cuadra"

"En las zonas de Las Cañitas y Palermo Soho funciona una suerte de valet parking ilegal que nadie controla", continúa en otro título la nota de La Nación.

"El estacionamiento es un bien preciado en la ciudad de Buenos Aires. La búsqueda de un espacio para dejar el auto fuera de un garaje puede demandar más de media hora. Además, hay que estar dispuesto a pagar entre 15 y 19 pesos la hora. Ante esta coyuntura, comenzó a funcionar en numerosos barrios un irregular y descontrolado sistema de ocupación del espacio público: se trata de los estacionamientos que, en plena calle, regentean los autodenominados "responsables de la cuadra".

Las zonas donde el sistema ya está instalado son Las Cañitas, varias cuadras de Palermo Soho y los alrededores del Palacio de Tribunales. En los primeros dos casos funcionan de lunes a lunes; mientras que en el tercero sólo lo hacen de lunes a viernes.

Esta modalidad difiere en algo de la de los ya tradicionales "trapitos". En estos lugares, los automovilistas son guiados por una persona hasta el sitio donde estacionar; bajan de su automóvil sin freno y dejan las llaves a los "encargados de la cuadra". A cambio, de regreso de su salida, debe abonar entre 20 y 30 pesos.

Los automóviles, sin conductores, quedan estacionados en las calzadas, y en varias calles hasta se utiliza la doble y la triple fila. Cuando ya no hay más espacio, empiezan a ocupar las veredas.

"Esta situación se repite desde hace tres o cuatro años en la calle Clay, y en Arguibel desde que ensancharon las veredas en Báez. La semana pasada había autos estacionados hasta en las veredas. Lo curioso es que hay presencia policial constante", denunció Alejandra Rodríguez, secretaria de la ONG Cañitas Activa.

LA NACION dialogó con uno de los cuatro hombres que manejan la playa de estacionamiento que montaron sobre un tramo sin salida de la calle Arévalo, cuando se corta con el Campo Argentino de Polo. "Nadie nos molesta porque somos nosotros los responsables de esta zona. Así que mientras no haya lío ni rayones ni robos, no pasa nada", dijo.

"Los conductores dejan las llaves porque nos tienen confianza, y pagan lo que a ellos les parece, que suele ser entre 15 y 20 pesos", agregó el líder del improvisado valet parking .

Pero Alejandro -quien no quiso dar su apellido-, encargado del restaurante Las Cholas, en Arévalo y Arce, frente a ese estacionamiento, contó otra versión: "Algunos clientes se quejan porque les piden 30 pesos de mala manera. Otros nos suelen preguntar si son confiables. Lo que nosotros les aclaramos es que no tenemos nada que ver con ellos, que no es un servicio relacionado con el restaurante. El tema es que la policía lo sabe; todos lo saben. Funciona así".

Luis Cevasco, fiscal general adjunto de la ciudad de Buenos Aires, explicó que este tipo de casos no pueden tomarse como una contravención: "Para que se trate de una contravención, debe existir una exigencia [de dinero]. Además, para que actúe la Justicia debe haber una denuncia ante la policía. Sin estos elementos, no se puede decir que se está violando el Código Contravencional. Sí es una falta de tránsito porque no se puede ocupar la calle de ese modo", indicó el funcionario judicial.

El artículo 79 del Código Contravencional pena a quien exija retribución por el estacionamiento o cuidado de vehículos en la vía pública sin autorización legal, con uno o dos días de trabajo de utilidad pública o multa de $ 200 a $ 400. La pena se eleva al doble para el organizador, cuando se detecta que existe tal organización. Pero la exigencia es díficil de probar. En tanto, la multa por mal estacionamiento cuesta 75 pesos. Deberían labrarla los agentes de tránsito. Sin embargo, esto no ocurre. En la Subsecretaría de Tránsito señalaron que el sistema de grúas no llega hasta esa zona de Palermo, pero multas tampoco se labran.

Pese a las consultas de LA NACION en el Ministerio de Justicia y Seguridad de la ciudad sobre estas irregularidades, ningún funcionario quiso responder. Por intermedio de un vocero, se afirmó que se trata una responsabilidad policial y no de la Policía Metropolitana, pues aún no está desplegada en Palermo.

El año pasado, el gobierno porteño "liberó" numerosas cuadras en las que ahora se permite estacionar sobre la mano izquierda. Sólo el año pasado fueron 110 cuadras las que se habilitaron para estacionar y, en lo que va de este año, son 300. Sin embargo, la solución del problema de la falta de lugar donde estacionar, al parecer, está lejos."

LOS NÚMEROS DE LA ILEGALIDAD

25 autos por "dueño de cuadra" Esa es la capacidad de vehículos que maneja cada "responsable de cuadra" donde funciona este sistema de estacionamiento ilegal en varias zonas de la Capital.

30 pesos Es lo que cobran en estos sitios para dejar el auto todo el día, sin límite de horario. En cambio, una hora cuesta entre 15 y 19 pesos.

410 cuadras más para estacionar Desde 2010 hasta lo que va del año el gobierno porteño "liberó" 410 cuadras para el estacionamiento sobre la mano izquierda, debido a la carencia de sitios donde dejar los vehículos.

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"Trapitos" ya usan la calle como garaje privado


El lunes 8 de agosto, el diario La Nación titula así y completa:
Automovilistas invaden veredas impunemente, para referirse al grave problema del mal estacionamiento de los autos en nuestro barrio, que desde Cañitas Activa venimos denunciando sin ser escuchados por las autoridades que deberían hacer cumplir las normas. El artículo continúa así:

Son cuatro, cinco, seis autos estacionados uno detrás del otro en segunda fila. No tienen las balizas puestas, ni siquiera hay alguien adentro. Después de las 21, pueden verse cualquier día en la zona de restaurantes de Las Cañitas, o frente a los bares de Palermo.

Los dueños de esos autos se cansaron de dar vueltas en busca de un lugar para estacionar y la hicieron fácil: lo dejaron sin freno de mano y le entregaron la llave al muchacho que maneja la cuadra. Así funciona cualquier valet parking, y ésta vendría a ser su versión más irregular.

En una recorrida que hizo LA NACION el viernes por la noche, pudo advertirse esta situación en Palermo, sobre la calle Fitz Roy, entre Honduras y Gorriti, y también en Arévalo, entre Huergo y Báez, en Las Cañitas, un polo gastronómico donde todos los días de la semana hay decenas de personas esperando mesa fuera de los restaurantes.

Un muchacho que se ocupa de mover los autos en segunda fila se acerca a uno que está parado cerca de la esquina y le pide al conductor que lo adelante un poco para poder meter en un hueco paralelo al cordón otro auto que espera más atrás.

-¿Pero no es un garaje? -le consulta el conductor.

-Sí, pero no hay problema porque a nosotros nos dan permiso.

Esa misma respuesta da a LA NACION el hombre que maneja un estacionamiento montado sobre el tramo final de Arévalo que da contra el Campo Argentino de Polo. "La calle no tiene salida, entonces se puede. De un lado, hay una obra y del otro estacionan en doble fila, pero se respetan los garajes", dice.

La logística les demanda diferentes roles. Están los dos que organizan los autos en el callejón, el que mueve los autos y, una cuadra más allá, sobre el boulevard Chenaut, el que se encarga de atraer clientes, hartos de dar vueltas en busca de un lugar.

Alejandro, encargado desde hace dos años del restaurante Las Cholas, en la esquina de Arce y Arévalo, cuenta que, si bien algunos clientes se quejan porque les piden 30 pesos, otros los pagan sin problema con tal de tener el auto a la vista mientras comen. "Esto funciona por todos lados, son grupos de tres o cuatro, pero se respetan territorialmente", explica.

Además de estas modalidades, pueden verse en la zona autos estacionados sobre la vereda. Como sobre la esquina de Báez y Clay, donde, prolijamente estacionados, hay tres autos arriba de la vereda y cuatro más detrás, sobre la calle. Sobre Avenida del Libertador, frente al Hipódromo también es habitual ver gran cantidad de autos mal estacionados.
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