La mención periodística no hace más que confirmar lo que los vecinos de Las Cañitas estamos denunciando ante las autoridades sin ser escuchados. A los ruidos y al uso abusivo de espacio público que hacen imposible el descanso y entorpecen la convivencia, se suma el estacionamiento en doble fila,cotidiano, día y noche, especialmente en Clay, Arguibel y Arévalo, mientras que sobre Báez, se estaciona en ambas manos, en ochavas, sobre senda peatonal y aún obstaculizando entradas de garajes privados.
Todo esto ocurre ante la mirada indiferente de los agentes de la Policía Federal que trabajan en la zona en cumplimiento de “adicionales", y ante los sordos oídos de los funcionarios de la Dirección de Tránsito del gobierno de la Ciudad a quienes los vecinos se han cansado de llamar para denunciar las infracciones. Hasta se ha dado intervención al Ministerio Público Fiscal sin lograr absolutamente nada.
No estaría nada mal que al señor Guillermo Dietrich, subsecretario de Tránsito y Transporte de la ciudad, se le ocurriera -además de mejorar el sistema de acarreo de vehículos en el centro, como refiere el artículo citado- ocuparse de ordenar el tránsito y el estacionamiento en los barrios, más aún en zonas como Las Cañitas en las que circula mucha más cantidad de autos de la que puede soportar un perímetro de escasas manzanas y de carácter residencial.
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